Juicios
OVIS
Objetos Vigilantes Identificados
Alfredo Vanegas Montoya
Incrementando las dudas, pero sin garantizar evidencia, en el Pentágono y en la CIA ni descartan ni confirman que algunos “Objetos Voladores No Identificados -OVNIS-“ provengan de otros planetas o se trate de artefactos producidos por naciones que espíen a Estados Unidos.
Sobre lo que si existe absoluta certeza es acerca de la existencia de OVIS – OBJETOS VIGILANTES IDENTIFICADOS que pululan en las redes informáticas, en todos los artefactos sistematizados y en muchas prendas y artilugios o wearables que imperan en las actividades cotidianas.
En importante estudio, que The Guardian ha destacado como uno de los 100 mejores libros del siglo XXI, la Profesora de Harvard Shoshana Zuboff ha publicado su obra LA ERA DEL CAPITALISMO DE LA VIGILANCIA. – PAIDÓS Estado y Sociedad. Editorial Planeta Colombiana, 2021 –

En que consiste?
“El capitalismo de la vigilancia reclama unilateralmente para sí la experiencia humana, entendiéndola como una materia prima gratuita que puede traducir en datos de comportamiento».
«Estos productos predictivos son comprados y vendidos en un nuevo tipo de mercado de predicciones de comportamientos denominados por Zuboff mercados de futuros conductuales. Los capitalistas de la vigilancia se han enriquecido inmensamente con esas operaciones comerciales, pues son muchas las empresas ansiosas por apostar sobre nuestro comportamiento futuro”.
Instrumentarismo: “El poder instrumentario conoce el comportamiento humano y le da forma, orientándolo hacia los fines de otros. En vez de desplegar armamentos y ejércitos, obra su voluntad a través del medio ambiente automatizado conformado por una arquitectura informática cada vez más ubicua de dispositivos «inteligentes», cosas y espacios conectados en red”.
“ De hecho, hoy resulta ya difícil escapar a tan audaz proyecto mercantil, cuyos tentáculos alcanzan todos los rincones: desde la gentil manada de inocentes jugadores de Pokémon Go para que coman, beban y compren en los restaurantes, los bares, los locales de comida rápida y las tiendas que pagan por jugar (es decir, que participan como compradores en los mercados de futuros conductuales relacionados con el juego), hasta la implacable expropiación de excedente tomado de los perfiles de Facebook con el propósito de influir en la conducta individual, ya sea haciendo que alguien compre crema antiespinillas a las 17.45 horas de un viernes, o que clique «sí» en la oferta de unas nuevas zapatillas para correr cuando tiene el cerebro lleno de endorfinas tras haber participado en una larga carrera dominical, o haciendo que vote la semana siguiente”.
“ La conexión digital es hoy un medio para satisfacer los fines comerciales de otros. En su fundamento mismo, el capitalismo de la vigilancia es parasítico y autorreferencial. Resucita aquella vieja metáfora de Karl Marx, que retrató el capitalismo como un vampiro que se alimenta del trabajador, pero le da un giro inesperado: en lugar de los trabajadores, la fuente de alimento del capitalismo de la vigilancia es cualquier aspecto de la experiencia de cualquier ser humano».
«Google inventó y perfeccionó el capitalismo de la vigilancia en un sentido muy similar a como General Motors inventó y perfeccionó el capitalismo gerencial hace un siglo. Google fue la pionera tanto intelectual como práctica del capitalismo de la vigilancia; fue quien sufragó su investigación y su desarrollo; y fue la que abrió camino con su experimentación y su implementación. Pero ya no es el único agente embarcado en esa misión. El capitalismo de la vigilancia se extendió con rapidez a Facebook y, más tarde, a Microsoft. Los datos indican que Amazon también ha dado un giro en esa dirección, y que esa vía representa asimismo un desafío constante para Apple por ser tanto una amenaza externa como una fuente de debate y conflicto interno”.
“El capitalismo de la vigilancia no es una tecnología; es una lógica que impregna la tecnología y que la pone en acción”.
“Es el capitalismo —y no la tecnología— lo que pone precio a la subyugación y a la impotencia”.
Esta importante obra, marca un hito en lo que denominamos OVIS, OBJETOS VIGILANTES IDENTIFICADOS.
Antes pagábamos por vigilar, ahora pagamos para que nos vigilen y nos impulsen a comprar.

